No apto para religiosos.
Quizás este título te suene controversial pero permíteme expresar algunas cosas que me llaman la atención.
En una sociedad bastante superficial y enfocada en las apariencias, me voy a permitir manifestar dos cosas que me asombran en nuestra cultura y que requieren toda nuestra atención.
Por un lado veo como el termino pastor se ha reducido a un título, un traje, un templo, y cierta cantidad de personas que aprueben todo lo que se dice desde una plataforma… honestamente no veo nada de malo en esto.
Lo que realmente me asombra es cuando el termino pastor se desliga y está muy distante de la relación con la “oveja” y su cuidado. Cuando el enfoque está más en cumplir requisitos humanos, en atropellar la gente, levantar imperios personales por encima del reino de Dios.
La arrogancia, la soberbia y la falta de amor parece ser el decoro actual de algunos “ministros” cuyo estándar físico habla que son pastores pero su corazón está lejos de serlo, ósea a mi criterio personal no son los pastores que Jesús y las escrituras tanto nos describen.
Por otro lado me apasiona ver la nueva generación QUE DIOS está levantando. Lejos del estándar ya acostumbrado, hay un modelo para nada hereje pero si muy centrado en cumplir las realidades del modelo de Jesús y cuyo enfoque no está limitado a prendas de vestir, y verborragia irrelevante.
Estos pastores no están preocupados por las marcas en la piel pero si en las marcas del alma, que para ser un poco sinceros, muchas de estas han sido hechas en comunidades religiosas (Como el meme diría: Se tenía que decir y se dijo).
En una de las películas interpretada por el difunto Robín Williams se plasma la vida de Patch Admas, un irreverente Doctor que se salió del modelo tradicional y fue castigado con críticas despiadadas, indiferencia y hasta injustas afrentas solo por ser diferente. El mensaje que comunico este afamado doctor fue: “Pueden negarme la credencial de Doctor pero seré un doctor en mi corazón”; y tal vez como lo dirían el reconocido orador Dante Gebel: “Ustedes me pueden negar mi credencial de Pastor PERO seré todo un pastor en mi corazón”.
Por muchos años hice de esto una filosofía personal al no encajar en el prototipo de pastores cristianos pues aunque me considero que amo las personas, mis 32 años no se me notan jajaja y eso me hace un joven pastor, además de mi vestuario que según parece importa más que mi corazón.
A decir verdad un tatuaje no me dolió tanto como palabras hirientes que golpearon mi corazón y venían de “pastores calificados” (No hablo de personas específicos, sino en el trasegar de mi vida ministerial); sin embargo parece que la teología celosa de la sana doctrina te dice que Jesús fue a la cruz a salvar al mundo menos a los tatuados. Por cierto basta con leer la vida de Jesús y enterarnos quien fue el que lo mato.
Un ateo jamás me logro mover tanto la bronca con su escepticismo como un religioso con su fanatismo doble moral.
Entonces prefiero ser un pastor enamorado de las personas, de levantar gente en lugar de sepultarlas, de creer en su potencial en lugar de hundirlo, de seguir yendo por los marginados sociales en lugar de los adoctrinados religiosos cuyo interés está en condenar y cerrarle la puerta a todos los que apresurados quieres correr y/o regresar a los brazos de Dios.
“Cuando el hombre me descalifico, fue Dios mismo quien me valido”
Hay pastores que no son pastores porque dañan más de lo que sanan y hay pastores que no parecen pastores PERO influencian más de lo que figuran.
EXCELENTE. El enfoque siempre será nuestro Jesús, quien no acusa, ni señala…sólo ama.